sábado, 14 de junio de 2008

Para tener una confesión

Me da vergüenza, pero hay que reconocer
que me muero por hablarte
ya me cansé de aguantar que me pongas los ojos encima
así, desafiante,
desafiante porque no vas a ser tú el que me llame y me detenga
pero lo mismo me llamas aunque no quieras
porque se te ha pegado la costumbre de aparecérteme en los sueños
y de quedarte en mis recuerdos
de sentarte en la más nueva de las sillitas de respaldo en mis recuerdos
y no sé como espantarte pues,
si te hablo,
tu voz me va a quedar retumbando en los rincones,
y si no te hablo el silencio me va a pesar en los hombros
hasta que caiga al suelo y llore.

1 comentario:

Isabel (IV) dijo...

malditas sillitas, que son todas mecedoras
y guatitas que escocen involuntariamente.