Me da vergüenza, pero hay que reconocer
que me muero por hablarte
ya me cansé de aguantar que me pongas los ojos encima
así, desafiante,
desafiante porque no vas a ser tú el que me llame y me detenga
pero lo mismo me llamas aunque no quieras
porque se te ha pegado la costumbre de aparecérteme en los sueños
y de quedarte en mis recuerdos
de sentarte en la más nueva de las sillitas de respaldo en mis recuerdos
y no sé como espantarte pues,
si te hablo,
tu voz me va a quedar retumbando en los rincones,
y si no te hablo el silencio me va a pesar en los hombros
hasta que caiga al suelo y llore.
1 comentario:
malditas sillitas, que son todas mecedoras
y guatitas que escocen involuntariamente.
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