miércoles, 7 de mayo de 2008

Lo que Pasiones dice

No sé por qué ni qué. Hay que ser ocioso para pensar en tanta cosa (y no sólo recordar, ojo, porque una inventa, como si no estuviera lo suficientemente enrollada, como si las cosas efectivamente sucedidas no bastaran para expresar el deseo constante e incesante que se expresa en un montón de tics, de síntomas nefastos en su mayoría nocturnos).

(En fin, una imagina como si no hubiera mañana).

Pasiones dice, y nadie nunca ha cuestionado la sentencia, que toda calentura prosaicamente aparecida de la nada se debe al trabajo de algún brujo hecho por ahí (¡Como si no fuera una la que más trabaja antes, durante y después de las famosas relaciones que en mala hora se nos ocurre tener, y en un vago intento por conciliar el sueño en noches difíciles como ésta!).

Siga trabajando, amigo místico y escaldasónico, que las noches de invierno se nos están poniendo frías (como para congelarle los pies a todas las mujeres de este hemisferio juntas).

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